Mi nombre es Ana Sofia Ruiz, tengo 24 años, vivo en el Estado de México. Soy internacionalista con principal enfoque en Cooperación Internacional para el Desarrollo. Además soy finalista de Operación COP de la edición 2024-México.

¿Cómo y cuándo te interesaste por los temas ambientales y climáticos?
Soy Ana Sofia Ruiz. Desde pequeña, tuve una conexión mágica con la naturaleza, influenciada por una familia de ingenieros agrónomos que me enseñó a apreciar el valor de la tierra. Aprendí que cada fresa en el estante de un mercado tiene una historia de trabajo, dedicación y el cuidado de la biodiversidad. Con el paso del tiempo, esta conexión se transformó en una vocación. Más tarde la investigación y ejecución de proyectos para abordar causas sociales, se volvieron mi pasión.
Fue así como la lucha contra el cambio climático se convirtió en una llamada que resonó con fuerza dentro de mí. Comprendí que este problema es colectivo y requiere de una respuesta intersectorial. Esto me llevó a hablar con otros jóvenes sobre cómo sus carreras pueden relacionarse con el medio ambiente y animarlos a pensar en el impacto que pueden tener. Así fue como me involucré oficialmente en una lucha que siempre ha estado presente en mi vida
¿Qué mensaje tendrías para los líderes políticos y empresariales de hoy?
La acción climática es un viaje, no un destino; es un reto que no se resuelve de la noche a la mañana. Es vital para asegurar un futuro próspero, donde haya una sociedad que gobernar y un mercado al que regular. La solución debe comenzar a nivel local y extenderse hacia lo internacional. Institucionalizar prácticas sostenibles dentro de las comunidades ha demostrado ser un poderoso motor de resiliencia, creando un futuro donde la estabilidad y la justicia social son la norma.
Desde las causas sociales, podemos inyectar recursos en políticas públicas participativas que reconozcan la diversidad de los ecosistemas y de quienes los habitan. La creación de una cadena de valor auténtica, donde todos los proveedores adoptan prácticas sostenibles, es fundamental para un futuro mejor. Además, es crucial mejorar los sistemas de pago en el ámbito empresarial para evitar que quienes se arriesgan a innovar, especialmente las PYMES, se enfrenten al endeudamiento.
Elegir las palabras correctas puede ser complicado, pero creo firmemente que incomodar a quienes están en el poder es el primer paso hacia el cambio. Sin embargo, este es un proceso de escucha, movilización de recursos y acción conjunta desde todos los frentes.

¿Cómo ves tu papel en la COP29 contribuyendo a los objetivos climáticos de tu país, y qué temas o políticas específicas te apasiona más defender?
“Estoy inmensamente orgullosa de representar a México, un país con un rico legado de conciliación y defensa de la justicia. Nuestra posición geopolítica nos brinda las herramientas necesarias para conectar con preocupaciones diversas y crear propuestas viables que rompan barreras en la discusión”, Ana Sofia Ruiz.
En la COP29, mi misión será abordar la brecha de financiamiento y resaltar la importancia de destinar adecuadamente los recursos para la acción climática. En el mundo actual, los recursos marcan las prioridades.
¿De qué manera crees que la participación de voces juveniles de América Latina puede influir en las negociaciones climáticas globales, y qué mensaje deseas llevar a la comunidad internacional?
La lucha climática nos pertenece a todos, pero no es igual para todos. El cambio climático es un fenómeno intergeneracional, y no se puede abordar desde un enfoque adultocéntrico. Debemos crear espacios que escuchen las inquietudes de quienes viven esta realidad. La creatividad y pasión de la juventud son esenciales para que el discurso político no se convierta en una muralla, sino en un puente hacia la acción.
Haber crecido en medio de una triple crisis planetaria me ha dado un contexto único sobre el futuro que queremos. En ese futuro, no hay espacio para la pasividad. Este es un momento histórico; hemos roto el techo de cristal y ahora vemos surgir nuevos liderazgos en espacios públicos y privados. Aprovechar estas oportunidades es un honor, no solo para mí, sino para todos los que han luchado antes y enfrentaron puertas cerradas.
¿Cómo imaginas el futuro?
A diferencia de muchos, no puedo describir una imagen clara en mi mente. Sin embargo, estoy convencida de que estamos en medio de un cambio significativo que surge del cuestionamiento y de hacer las cosas de manera diferente. Espero un futuro donde reconectemos con la naturaleza y con los demás, donde se abrace la diversidad y la sensibilidad de la vida cotidiana.
Visualizo un movimiento digital que rompa con la adicción a las pantallas y nos devuelva a los parques, bosques y playas, donde el tiempo se deslice sin necesidad de ser documentado. No me malinterpreten, la era digital nos ha acercado y brindado gran información, pero vivir en el presente es donde se encuentran las verdaderas luchas y vocaciones. Aspiro a un mundo que celebre los logros entre la vida y el trabajo, donde agradezcamos lo que comemos y devolvamos lo que tomamos, exigiendo cadenas de valor sostenibles en nuestros hábitos de consumo. Solo vislumbro conceptos en mi mente y una utopía consciente, justa y equitativa.

Fuera de tu activismo en política climática, ¿cuáles son algunas de tus pasiones o hobbies?
Soy una apasionada de la pastelería creativa. Junto a mi mamá, hemos creado un próspero negocio familiar llamado Deserti Repostería. La experiencia en el mundo del emprendimiento ha sido un proceso enriquecedor y no lineal, que ha impactado positivamente muchos aspectos de mi vida.